lunes, 24 de marzo de 2014

¡Para ti!




Debo decir que mi mente es de las que poco recuerda, increíblemente en mi cabeza puedo repetir el día en que te conocí. Tú, con tus ojos llenos de todo y nada, con tu boca, tus manos y ese abrazo que me diste la primera vez que te vi, desde entonces te apoderaste de lo que soy. Un beso aquel enero acompañado de sonrisas, justo en ese momento, admito que se aceleró mi corazón. A partir de aquellos días comenzó lo que aún no termina.

Fueron épocas de disturbios, tormentas, de estar y no estar, de irse, volver y quedarse; lee varias veces lo anterior, varias veces sucedió, varias veces te esperé... 

A lo largo del tiempo quise dejarte ir, pero en realidad nunca hicimos un esfuerzo suficiente para olvidarnos. Hoy te quiero hasta que tu quieras quererme, y un poco más. 

"Inestabilidad" esa palabra tan parecida a ti y a la que tanto le temo, sin desearlo, fui de la mano con ella construyendo esta historia a pedazos. Con firmeza digo que no me arrepiento ni de una de las cosas que pasaron, si gracias a ellas estamos cuesta arriba y sin intenciones de bajar, llevando una carpa para quedarnos, luego veremos si armamos la casa o bajamos, luego; mientras tanto disfrutemos de la brisa, la vista, la vida.

Esta vez todo es diferente, nos hemos fallado, sí, pero también hemos demostrado la sinceridad de lo que sentimos, la veracidad de las palabras que con hecho sustentamos, sin promesas de un futuro, con intenciones de vivir este presente a todo lo que da. 

Te escribo para recordarte todo eso que ya sabes, pero con la intención de plasmarlo en algún lugar para cada que lo olvides. 

Por fin me siento libre del pasado, por fin podemos ser solo tu y yo, sin fantasmas haciendo de las suyas, sin reclamos de lo que fue. Al menos para mi es así. Te veo cada vez más firme, con las rutas claras, con destinos marcados y conmigo de copiloto, bueno, eso ultimo es lo que quiero. 
   
Agrego acá un trocito de lo que siento por ti: 
¡Que te quiero!

Tenerte a mi lado y sentir que de verdad estas aquí, tenerte a miles de kilómetros y sentir exactamente lo mismo. Mucho antes ni en broma eso sucedía. 

Tocarte el ombligo, rascarte la espalda, tomar nuestras manos al dormir, besos de mariposa, hablar sobre disfraces de banana en un teléfono londinense, y tantas otras cosas nuevas en nuestra relación, a pesar de los años haciendonos compañía. 

A mi no se me da muy bien eso de escribir, razón para explicar la poca estética de mis palabras. Sin extenderme más, voy a finalizar dándote las gracias por cada momento de felicidad. Duremos años, meses, días u horas, quiero que sepas que estoy agradecida contigo.

Mi amor. 


25 de marzo de 2014


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